LA NAVE DE LOS CONDENADOS.

LA NAVE DE LOS CONDENADOS.



Por: Gurka el Delfín.




Era una extraña noche, allá en el lejano lugar en que vivo, más oscura que lo habitual, se sentía una extraña sensación que no entendía, el silencio era total, el mar, el viento y los animales no emitían sonido alguno.

Salí fuera de mi cabaña, y por un momento creí ver un rayo de luz que cayo directamente sobre el antiguo cementerio, a unos quinientos metros de donde estoy, este cementerio esta sobre un peñón oscuro que cae sobre un acantilado al oscuro mar de ese lugar. El cementerio correspondió a un antiguo pueblo del que nadie sabe a que se dedicaban, existe una siniestra historia que todos comentan pero que nadie confirma, esa oscura historia hace que nadie se acerque al lugar ya que se dice que esta maldito.

Las pocas veces que he visitado ese lugar, me ha causado una sensación de gran tristeza, los seres que ahí descansan, son seres olvidados , sus nombres se borraron de sus cruces , nadie los visita, su muerte es verdadera, esta solo se logra cuando ya nadie te recuerda.

Sigo en la puerta de mi cabaña, por alguna razón, algo me obliga a bajar a la orilla de la playa, camino hacia ella, sin saber la razón del porque lo hago, solo camino como un sonámbulo, hasta que mis descalzos pies, sienten la fría presencia del mar del remoto lugar.

En ese momento me detengo y miro hacia el negro horizonte, no logro distinguir nada, la oscuridad es total, hay una densa bruma que viene del mar, siento un olor nauseabundo, muy desagradable, que la brisa marina a traído a la orilla, en ese momento, un nuevo rayo de luz ilumina el viejo cementerio y logro verlo en su total blancura y de tétrico aspecto.

De inmediato comienza a soplar un fuerte y frío viento, mas yo no me muevo, no puedo hacerlo, aunque lo desee no lo logro, estoy anclado a ese lugar, comienzo a oír el tintinar de las viejas campanillas que cuelgan de las cruces del cementerio y el ulular de los remolinos de lata que aun giran a pesar del largo tiempo transcurrido.

Empiezan a sentirce angustiosos quejidos, que solo pueden provenir de ese tétrico lugar. Logro distinguir entre la bruma una luz verdeazulosa que avanza hasta llegar relativamente cerca de la orilla.
En un momento que la bruma despeja, observo la figura de un viejo navío, cubierto por la luz de San Telmo dándole un siniestro aspecto.

Vuelve la oscuridad total, yo sigo anclado al lugar, escuchando esos fantasmales sonidos y ahora escuchando el lento remar de un bote que se acerca a la orilla, escucho cuando desembarcan y caminan por ella, puedo sentir que son un grupo , no sé cuantos son, ni los veo, pero no conversan entre ellos, solo caminan sin decir nada, es un lento avanzar, como si llevaran el peso del mundo en sus hombros,
se siente la sensación de desesperanza que los domina, mas pasan por mi lado y no me ven, solo uno de ellos se acerca , se para frente a mí y me mira fijamente, mas no lo veo, solo siento su fuerte mirada que me hace sentir un gran temor, mas no me puedo mover.

Este extraño ser continua su avanzar, todos ellos se dirigen al viejo cementerio, que por alguna extraña razón, brilla en la oscura noche, al llegar ellos al lugar, se sienten gritos de dolor y terror, luego un gran silencio , yo estoy aterrado, quisiera irme pero no puedo, no sé que extraña fuerza me ata a ese lugar.

Nuevamente siento ese olor nauseabundo y comienzo a escuchar los pasos de esos seres, pero ahora son mas, el grupo a aumentado, los siento pasar delante de mí, solo escucho quejidos y siento el gran terror y angustia de esos nuevos seres que se incorporaron al grupo.

En ese momento presiento que el ser que me miro fijamente, sé vuelve a parar frente a mí, pero ahora la extraña Luz de San Telmo ilumina toda la solitaria playa y puedo ver todo lo que ocurre, veo al ser frente a mí, un viejo corsario, de momificada cara y ojos perversos, de ropa raída y de nauseabundo olor, miro a la playa y veo a otros corsarios tan viejos y malditos como él , que llevan encadenados y a latigazos a seres de aspecto espectral que algunos reconozco por sus antiguas ropas, como los cuerpos que estaban en viejas y abiertas tumbas, expuestas al sol ya que la tierra las rechazaba.

Veo como son conducidos y encadenados hacia el viejo navío
que los espera, el viejo y maldito corsario ríe frente a mí y se marcha, en ese momento me doy cuenta de quien soy y que hago aquí, me miro y observo mi ropa tan antigua como la del corsario, mi cuerpo tan seco como el de ellos, veo la nave, y recuerdo que es la nave de los condenados, aquella que se encarga de recoger
los cuerpos de los que malditos en vida fueron y yacen enterrados en remotos y olvidados lugares, la nave que los llevara a su lugar de descanso final, pero que durante el viaje sufrirán por lo que hicieron sufrir, pero al final descansaran.

Me doy cuenta, que la larga espera de esos malditos esta por terminar, mas yo, estoy condenado a ser el faro de esTa siniestra nave por la eternidad, el que encuentra estos antiguos cementerios y a la nave su rumbo indicar, mas no recuerdo que mal tan grande cometí, que la paz nunca habré de alcanzar.